Culturalmente se ha recocido en el  humor una manera de generar espacios para que los actores sociales puedan encontrar momentos de diversión, regocijo o tal vez de placer creado por ciertas personas que han adquirido la capacidad de hacerlo y por supuesto lo hacen en el marco del respeto con el otro; la pregunta sería: ¿Qué pasa con aquellos humoristas que con el propósito de generar adeptos a sus presentaciones, utilizan la burla de la condición física, emocional, cognitiva, genero, ideología, cultura entre otras diversidades,  para generar risas?.

Se nos ha convencido que como se trata de humor “todo se vale”, ¡concepto bastante cuestionable por cierto! En realidad, no todo es válido para justificar una risa, llámese burla a la estabilidad emocional de las personas que atraviesan día a día luchas internas para superar una condición de diversidad que les ha marginado en diferentes etapas en el camino de su vida.

En el humor como un campo disciplinar serio, deben establecerse limites en los cuales sea posible diferenciar cuando se está, divirtiendo o cuando agrediendo y trasgrediendo la intimidad del otro y sobre todo la diversidad de cada uno de los seres humanos.