La sociedad actual se ha caracterizado por temer a lo diferente a los preceptos desde los cuales fue educado en su entorno familiar a escolar. Lamentablemente la programación neurolingüística a la cual cada uno de nosotros es expuesto en sus etapas iniciales en la casa y desde la familia, determinan la vida del ser humano, garantizando un apretura hacia nuevas y diferentes experiencia o por el contrario a dogmatizar sus  pautas de crianza.

Desde esta perspectiva, el desconocimiento del otro como diferente inclusive del «Yo» como un ser único, produce que se excluya a muchas personas, creyendo que están equivocados y probablemente condenándolos sin siquiera permitir conocerlos para tener elementos de reflexión y comprender que sus creencias, forma de vestir, actuar, etc, lleva con sigo un argumento tan valido como el de que se cree con el poder de aislar al otro.

Generacionalmente tenemos un reto histórico que corresponde a vencer las barreras de la ignorancia en el cual nos han sumido únicamente para legitimar el statu quo dominante que no permite reconocer al otro como el complemento o la antítesis necesaria para encontrar el equilibrio.

«Pensarnos como diversos permitirá comprender que todos necesitamos de apoyo para cumplir con nuestra metas…»

OmArViPa